El puerto de Ploce, situado en la costa dálmata de Croacia, es un excelente punto de partida para explorar los diversos paisajes culturales y naturales de la región. Desde aquí, se puede emprender un viaje por el impresionante delta del río Neretva, famoso por su ecosistema único y su modo de vida tradicional. Los visitantes también pueden descubrir la encantadora ciudad de Ploce, con su pintoresco puerto, hermosas playas y una fascinante historia que se remonta a la época romana. No se pierda la oportunidad de degustar las delicias locales, como el marisco fresco y los vinos de fama mundial.

Observe la peculiar arquitectura de la ciudad más joven de Croacia.
Suba a la colina sobre Ploce para disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad y la bahía
Haga una excursión en kayak o un safari en barco por los lagos de Bacina. La naturaleza de los lagos es asombrosa. Nunca están masificados y son un oasis de serenidad.
 El delta del Neretva es un paisaje esculpido por el río Neretva en los últimos 20 kilómetros de su recorrido. El río Neretva desemboca en el mar Adriático a pocos kilómetros de la ciudad de Ploce y es uno de los lugares más asombrosos. Si le gustan las largas playas de arena, en el delta del Neretva las encontrará. 
Vaya en bicicleta al valle de Staševica para disfrutar de las bellezas naturales y degustar el vino de trnak, un tipo de uva único que sólo crece en esta zona.

Ploce, antaño un pequeño pueblo pesquero, se ha convertido con los años en una bulliciosa ciudad portuaria. Pero más allá de los barcos y la carga, hay una historia oculta que ha pasado de generación en generación.

Según la leyenda, había una joven doncella que se enamoró de un marinero que llegó a Ploce en un barco mercante. Pasaban juntos todos los momentos que podían, pero con el paso del tiempo, el deber del marinero le obligó a alejarse de Ploce.

Desconsolada, la doncella pasaba los días junto al mar, mirando al horizonte, con la esperanza de ver regresar el barco de su amor. Con el paso de los años, envejeció, pero nunca perdió la esperanza.

Un día, ya anciana, paseaba por la orilla y vio a lo lejos un barco que se acercaba. Apenas podía contener su emoción mientras esperaba a que atracara.

Cuando por fin llegó el barco, se dirigió a la cubierta en busca de su amor perdido. Pero no estaba por ninguna parte. En su lugar, encontró una nota escrita por él en la que decía que había sido capturado por piratas y que finalmente había escapado.

Había regresado a Ploce, pero su cautiverio lo había transformado y ahora era un pirata rico y poderoso. Escribió que había vuelto para ofrecerle riquezas y lujos, pero que no la reconocía como la joven doncella que una vez había amado.

Desconsolada una vez más, la anciana rechazó sus regalos, declarando que prefería vivir una vida de pobreza y sencillez antes que traicionar la memoria de su verdadero amor.

El pirata, conmovido por su lealtad y devoción, se dio cuenta de que había cometido un grave error. Suplicó su perdón y se ofreció a pasar el resto de sus días sirviéndola y enmendando su pasado.

Y así, cuenta la leyenda, el pirata y la doncella pasaron el resto de sus días en Ploce, viviendo sencilla y humildemente, pero con un amor que perduró en el tiempo. Los visitantes de Ploce aún pueden ver la casa donde vivieron, un símbolo de amor verdadero y devoción que sigue inspirando a los habitantes de esta hermosa ciudad portuaria.