El puerto de Sídney es el más activo y emblemático de Australia, situado en el corazón de una de las ciudades más vibrantes y cosmopolitas del mundo. Como puerta de entrada al país, sirve de centro neurálgico para el comercio, el turismo y los intercambios internacionales. El puerto ofrece una amplia gama de instalaciones y servicios, como terminales de carga de última generación, terminales de cruceros y puertos deportivos para embarcaciones de recreo. Con sus impresionantes vistas del puerto y monumentos de fama mundial como la Ópera y el Puente del Puerto, el puerto de Sídney es un destino de visita obligada para cualquier viajero a Australia.
La vibrante y cosmopolita Sydney es como un enorme patchwork.
Gastrónomos y surferos, hedonistas y mochileros: cada cual encuentra su Sydney: unos una ciudad de playa, otros una jungla de rascacielos y la capital financiera del país.
La ciudad más grande de Australia y capital del estado de Nueva Gales del Sur está enclavada en las onduladas colinas de la escarpada costa del mar de Tasmania. Si se extiende el litoral de sus bahías, puertos, ensenadas e islas, mide más de 340 kilómetros. Sydney es el centro de la Costa Este, firmemente unida al agua. Sus vistas canónicas son a bordo de barcos de recreo, pero la mejor es desde el Harbor Bridge, elevándose sobre la bahía. El desarrollo urbano del Gran Sídney está rodeado por un anillo verde de parques nacionales. Varias zonas del puerto de Sídney, protegidas como paisajes terrestres y marinos, también tienen categoría de parque nacional.
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, la zona ahora conocida como el puerto de Sídney estaba habitada por una serpiente gigante llamada Goorialla. Goorialla era el protector de la tierra y el agua, y los aborígenes locales creían que había creado el puerto excavando los valles y ríos con su enorme cuerpo.
Un día, Goorialla decidió visitar las montañas situadas al oeste del puerto. A medida que avanzaba por el paisaje, creaba nuevos ríos y valles a cada paso. Sin embargo, al acercarse a las Montañas Azules, se cansó y se tumbó a descansar. Mientras dormía, los habitantes de la zona vieron la oportunidad de matarlo y se dispusieron a hacerlo.
Cuando la gente se acercó a Goorialla, éste despertó y se enfureció. Comenzó a revolverse, causando grandes daños al paisaje y creando los profundos canales y afloramientos rocosos que aún existen en el puerto. Finalmente, Goorialla consiguió escabullirse y regresar a su hogar en el puerto.
A partir de ese día, los habitantes de la zona supieron respetar el poder de Goorialla y la importancia del puerto que había creado. También creían que su espíritu aún reside en las aguas, protegiendo la tierra y a las personas que la llaman hogar.