La isla de Cuverville es una pequeña y encantadora isla situada frente a la costa de la Península Antártica. Su principal atractivo es la gran colonia de pingüinos papúa que habita la isla, ofreciendo a los visitantes una oportunidad única de observar a estas fascinantes criaturas en su hábitat natural. Con impresionantes vistas de los glaciares y montañas circundantes, la isla de Cuverville es un destino de visita obligada en cualquier aventura antártica.

La isla de Cuverville es una roca de 252 metros de altura con una larga playa de guijarros a sus pies, hogar de una importante colonia de pingüinos papúa. Unas 6.500 parejas de gentoos se reproducen en Cuverville, la mayor colonia de la Península Antártica. Los icebergs suelen rondar por las inmediaciones, y los rorcuales aliblancos frecuentan el cercano Canal de Errera.

La isla de Cuverville, situada en la costa occidental de la Península Antártica, es una impresionante maravilla natural que ha cautivado la imaginación de exploradores y científicos durante siglos. Pero más allá de sus gélidas costas, existe la historia de una criatura legendaria que se ha transmitido de generación en generación.

Según la leyenda, un grupo de exploradores tropezó con la isla de Cuverville durante una expedición científica. Cuando acamparon en la isla, notaron algo extraño en el agua. Una enorme criatura, diferente a todo lo que habían visto antes, nadaba hacia ellos. Su cuerpo estaba cubierto de un espeso pelaje y de su boca sobresalían colmillos gigantes.

Al principio, los exploradores se asustaron, pero a medida que la criatura se acercaba, se dieron cuenta de que no estaba allí para hacerles daño. Parecía curiosa y juguetona, casi como una nutria marina gigante. La criatura nadó alrededor de su campamento, asomando la cabeza para ver mejor a los humanos. Los exploradores bautizaron a la criatura con el nombre de "Cuverville", por la isla en la que se encontraban.

Con el tiempo, la leyenda de Cuverville creció y otros exploradores afirmaron haber visto a la criatura en expediciones posteriores. Algunos incluso afirmaron haberse hecho amigos de la criatura, jugando con ella en el agua y compartiendo comidas con ella en la orilla.

A pesar de los numerosos intentos de capturar o estudiar a Cuverville, nunca se ha vuelto a ver a la criatura. Algunos creen que fue producto de la imaginación de los exploradores, resultado de su aislamiento y de las duras condiciones a las que se enfrentaron en su viaje. Pero otros aún mantienen la esperanza de que Cuverville esté ahí fuera, nadando en las gélidas aguas que rodean la isla, esperando a ser redescubierto por futuros aventureros.